Querida Alicia: Las cartas se escriben por muchas razones. Unos escriben por amor, otros por curiosidad, otros más por aburrimiento, alguno llega a hacerlo por soberbia; pero también están los que escriben para recordar. Como yo hoy. Recordar es elegir la vida que has vivido, o eso pensaba. Yo creía que del recuerdo hacía una segunda vida, como esas habitaciones de los hoteles que los decoradores de interiores reciben blancas y vacías, que poco a poco amueblan y adornan a gusto del dueño. Hace seis años, del 24 de mayo… ¿o era el 22? Ahora todos los días me parecen 22. De aquel día, digo, elegí una escena de esta segunda vida que me voy escribiendo. Llegué a tu facultad con las ideas ordenadas y la resolución de aquel sultán ante Constantinopla. Esperabas en la cafetería. Llevabas esperando 14 años y hubieras esperado los 20 que tejió Penélope. Y, con café y tostadas, hablamos por un rato de los temas profundos, los de verdad: tus clases que se iban, el calor que llegaba o mis últimos planes. Y, ya para acabar, te dije, de pasada, que salieras conmigo. No escogí nada del día 23, ni del 25, de modo que, en esta segunda vida que me hace la memoria, mayo de 2017 sólo tiene un día. El mes que viene, si te parece bien, te leeré otra página del libro.
Hasta el 22. Tu Julián.
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