3ª 💌 La Desidia | Cartas de AMOR leídas para una Chica Ciega

Querida Alicia:
Hace ya tres meses de nuestra boda. Tres meses dan para mucho, pero no dieron para estas cartas, estas cartas que te llegarían cada 22, pero que sólo lo hicieron dos veces. Y es que mis promesas, como las de cualquier otro especulador bolsista, no valen nada.
Dicen que uno se casa y se abandona, como aquellos reyes que se entregan al vino y los banquetes, tras conquistar una ciudad, y se olvidan de remendar las murallas que ellos mismos derribaron antes de entrar. Así que me casé contigo y dejé las cartas. Te diría que me desordenaste la vida tanto que no fui capaz de seguir escribiéndote. Te diría que todo cambió después de la boda y ya no hacían falta cartas. Te diría tantas cosas… y todas serían tierra para cubrir esta verdad: que nunca ha mantenido el empeño el tiempo suficiente. Si acaso, el empeño en la inconsistencia.
He visto hacer a otros y, sobre todo, he probado tantas formas de abandono… Perito en derrotas. Ni siquiera en esto considero haber fallado lo suficiente. La desidia, que destruye la constancia, es menos como un elefante que retuerce un tronco, y más como una carcoma.
Unos gritos no rompen un matrimonio, ni las grandes cuestiones de la vida, ni siquiera convicciones opuestas. El desastre se esconde en el café con la leche fría y no templada, en leer una página más, en cortar la cebolla finamente para que no se note. Y en escribirte una carta cada 22, claro.
Hasta el 22.
Tu Julián.

[Música]

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